Flandes es uno de esos destinos únicos e idílicos del mundo, donde no hace falta apartar la maleza para encontrar la increíble belleza del lugar.
Es un cara a cara constante con algún elemento que nos hace suspirar, asombrarnos, incluso relamernos de placer si tenemos entre nuestros labios algunos de sus deliciosos pralines de chocolate.
Pasear por sus calles adoquinadas, más que un recurso, es una obligación. A pie descubrirás que te encuentras en el interior de un lienzo cargado de detalles elegantes y matices propios de un retrato de Antoon van Dyck o de su maestro Peter Paul Rubens. La arquitectura flamenca asombra a propios y extraños, pero también lo hacen los edificios contemporáneos, atrevidos, con un toque de locura a lo René Magritte.
A mí me gusta decir que Flandes está entre lo humano y lo divino, porque hay placeres terrenales que parecen hechos para los dioses. Sólo tienes que darte el capricho de degustar algunas de sus celestiales cervezas de abadía, contemplar el retablo la Adoración del Cordero Místico en Gante o mirar Brujas como si fueras un ser superior desde su imponente campanario (Belfort).
Pero dejémonos de preludios mundanos y celestiales para comenzar un viaje por una de las regiones más espectaculares de Europa. Dame la mano, vamos a explorar cinco lugares imprescindibles de Flandes:
Europa, capital Bruselas
Tú viaje empezará probablemente en Bruselas. Geográficamente está en Flandes, aunque técnicamente se considera una región propia. No subestimemos a esta ciudad. La capital de Europa tiene mucha más vida y alegría de lo que nos llega cada día en las noticias relacionadas con las instituciones y la política. El primer pie lo debes poner en la Grand Place, una de las más bellas del mundo. Desde allí puedes ir paseando hasta las lujosas Galerías Saint Hubert y entrar a la tienda de chocolates Neuhaus que fue el lugar donde se inventaron los pralines ( y de paso probarlos). Pronto te darás cuenta que Bruselas está decorada con viñetas de cómic, completar la ruta para encontrarlas todas es una gran forma de conocer la ciudad. El contrapunto lo puedes poner en el surrealista Museo Magritte o visitando el Atomium. Para el relax el Bois de la Cambre y una cerveza en Moeder Lambic.
Volver a la universidad en Lovaina
Probablemente la visita a Lovaina merece la pena sólo por contemplar el espectacular estilo gótico tardío brabantino de su Ayuntamiento enfrentado a la monumental Iglesia de San Pedro o caminar por su Oude Markt. Pero más allá de su impresionante patrimonio, esta ciudad es probablemente la más canalla de Flandes gracias a su divertido ambiente estudiantil. Nada tiene que ver que allí se encuentre la mayor barra del mundo o una de las fábricas de cerveza más prolíficas del planeta. Si quieres salirte del binomio entre monumentos y la marcha nocturna, no puedes irte de Lovaina sin deleitarte con las exposiciones del fantástico M Museum.
Brujas, una ciudad de película
Y no lo digo por la célebre cinta In Bruges de Martin McDonagh. La lista de atractivos de esta ciudad es interminable: visitar el Beaterio, pasear por el Minnewater, subir al Belfort, visitar la Madonna de Miguel Ángel, el Museo de la Patata Frita, el Groeninge Museum, el Hospital Sint Jan, la Basílica de la Santa Sangre, el Ayuntamiento y su Sala Gótica, el jardín de la Arentshuis… Brujas es una ciudad tan maravillosa que puedes tomarte la licencia de ir punto por punto o pasar de todo y simplemente perderte por las callejuelas del casco medieval, el Markt o el Burg. Seguro que encuentras una cervecería que te retenga un rato o un rincón que hagas sólo tuyo. Realmente imprescindible.
Gante… mucho más que sus canales
También se puede hacer en Brujas y otras muchas ciudades de Flandes, pero quizá la visita a Gante desde sus canales es más especial que en el resto y una gran forma de comenzar a enamorarte de una ciudad que se siente guapa… y con razón. Una vez en tierra firme, busca sus tres torres desde la parte baja del Puente de San Miguel y subir al Belfort. Luego a por lo divino. Tienes que ver el retablo la Adoración del Cordero Místico de los hermanos Hubert y Jan van Eyck en la Catedral de San Bavón. En lo terrenal, Gante destaca por los mejores gofres del mundo en Max o beber un chupito de ginebra artesanal en el pequeño bar ‘t Dreupelkot.
Amberes, entre diamantes y fashion victims
Una de las ciudades más prósperas de Europa en muchos sentidos es Amberes. Te darás cuenta al ver las lujosas tiendas de diamantes y todo lo que las rodea, viendo su descomunal puerto o mirando hacia arriba al divisar el que fue el primera rascacielos de Europa. Su estación central es cautivadora y merece un rato de largo de vida contemplativa. No obstante, se trata de una urbe donde la moda corre por sus venas gracias a las creaciones de los diseñadores conocidos como los Seis de Amberes. Además, es una referencia mundial para las artes, ya que esta ciudad flamenca vio nacer a Antoon van Dyck y acogió durante buena parte de su vida a su maestro alemán Peter Paul Rubens.
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