Un Mediterráneo especialmente azul, una costa abrupta aquí, de dorada arena allá… La riqueza de litoral balear es conocida, pero existe un patrimonio natural tierra adentro de una variedad y una riqueza asombrosas en una comunidad tan pequeña.
El mar Mediterráneo, especialmente azul en algunas áreas del litoral de Baleares, es el elemento natural que mejor conocemos de las islas y uno de los que más han aportado al archipiélago para atraer visitantes que llegan desde todos los puntos del planeta.
Pero en las Islas Baleares el viajero amante de la naturaleza tiene todo un mundo por descubrir. Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera conforman una variedad de paisajes de extraordinaria belleza, con numerosos Parques Naturales y espacios protegidos, con una riqueza en flora y fauna, endémicas en muchos casos, que convierten a Baleares en un destino cada vez más valorado por los viajeros que buscan disfrutar del contacto con la Naturaleza. Una oferta que, además, puede disfrutarse en cualquier época del año.
El mar
Comenzando por el recurso natural más conocido, es inevitable recordar ese azul especial que tiene el mar en las Islas, ese color que el Mediterráneo, gracias a las praderas de posidonia, adquiere en Baleares. Unas praderas de posidonia que reúnen especiales características en las islas de Formentera e Ibiza, hasta el punto de haber sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
La posidonia, ha favorecido que el fondo marino de las islas sea único
Porque la flora submarina tiene también su trascendencia, esta especie endémica del Mediterráneo, la posidonia, ha favorecido que el fondo marino de las islas sea único, dotándolo de una transparencia especial y convirtiéndose en el mejor reclamo para submarinistas.
El mar, sumado al dulce clima, ha hecho de las islas también un destino náutico de primer orden. Navegando por aguas baleares se disfruta no sólo del placer del propio deporte, sino de la visión del paisaje desde las aguas, un punto de vista que abre ante nuestros ojos un espectáculo de paredes rocosas que caen al mar y, junto a esos acantilados, pequeñas calas de dorada arena que, en muchos casos, ni siquiera son accesibles desde tierra.
La Sierra de Tramuntana
Pero no es la pradera de posidonia el único Patrimonio, con mayúsculas, con que cuenta el archipiélago balear, que tiene muchos espacios con diferentes niveles de reconocimiento y protección que lo convierten en el destino perfecto para los amantes de la naturaleza.
El espacio más destacable seguramente es la mallorquina Sierra de Tramuntana,Patrimonio de la Humanidad en la categoría de Paisaje Cultural debido, no sólo al valor natural, sino fundamentalmente a la simbiosis casi perfecta entre el ser humano y la naturaleza.
Los paisajes agrícolas forman parte del
patrimonio natural de Baleares.
Foto: Gaspar Monroig
Ocupa casi la tercera parte de la superficie de la isla y en sus más de 1.000 kilómetros cuadrados adopta distintas configuraciones, desde crestas a valles y barrancos y fértiles vaguadas. Es, además, la principal reserva hídrica de Mallorca y entre su fauna abundan los endemismos como el sapillo balear.
No obstante, quizá la mayor riqueza de este espacio, sobre todo para el visitante ávido de naturaleza, es su paisaje. Algunos puntos específicos del mismo están protegidos por su valor ecológico, como el islote de Sa Dragonera, por ejemplo.
Baleares a pie o en bici
Uno de los mejores modos de disfrutar la Sierra de Tramuntana es recorriendo la Ruta de Pedra en Sec (GR221). A través de paisajes salpicados de muestras de este tipo de construcción tradicional se descubren vestigios históricos, tradiciones, gastronomía… La ruta es accesible para todas las edades y al final de cada etapa, el senderista encuentra un refugio en el que descansar.
En Formentera encontramos una red de Circuitos Verdes que permiten conocer la isla del modo más natural y ecológico: a pie o en bicicleta
La Ruta de Pedra en Sec es sólo una de las muchas rutas de senderismo que existen en Baleares. En la isla de la bici por excelencia, Formentera, nos encontramos una red de Circuitos Verdes que nos permiten conocer la isla del modo más natural y ecológico: a pie o en bicicleta. Calas, playas, dunas, paisajes agrícolas, pinares, arquitectura típica… todo ello se va recorriendo en los 19 itinerarios que conforman los Circuitos Verdes de la isla.
Pero si las islas Baleares son idóneas para hacer senderismo o cicloturismo, también lo son para la práctica de otras modalidades deportivas que permiten el contacto directo con la Naturaleza como el nordic walking. De hecho, ya se ha creado una ruta en Alcudia para los amantes de este nuevo deporte.
El tramo de Biniaraix de la Ruta de Pedra en
Sec.
Foto: Giorgio Gatti
Y si hablamos de actividades en alza, no podemos olvidar, en un destino con unos recursos naturales como los de Baleares, el avistamiento de aves, que va ganando adeptos. Si bien hay lugares en todas las islas para el birdwatching, el más destacable es el Estany des Peix, una laguna salada en el Parque Natural de ses Salines de Ibiza y Formentera. Lugar de reposo para muchas aves y de reproducción para otras, está catalogada como Reserva de la Biosfera y Zona de Especial Protección para las Aves.
El lugar más destacable para el birdwatching es el Estany des Peix, una laguna salada en el Parque Natural de ses Salines de Ibiza y Formentera
También hay una importante muestra de fauna ornitológica -y de todo tipo- en Menorca, en el Parque Natural de s’Albufera des Grau, que es un núcleo de la Reserva de la Biosfera menorquina. Además, hay una serie de itinerarios botánicos y distintos itinerarios de interpretación.
Y otro de los grandes humedales de Baleares es laAlbufera de Mallorca, una zona pantanosa de más de 2.500 hectáreas que también es ideal para el avistamiento de aves. La fauna que allí habita es tan abundante como diversa. Solo en aves se cuentan unas 230 especies que nidifican o pasan temporadas en este espacio natural protegido.
Menorca
Volviendo a las muchas opciones que encuentran en Baleares senderistas y cicloturistas, no podemos olvidar el Camí de Cavalls -Camino de Caballos-, un sendero que da la vuelta a toda la isla de Menorca recorriendo barrancos, playas, campos… Está completamente señalizado y se puede recorrer tanto a pie como en bici y, por supuesto, a caballo.
A través del Camí de Cavalls o de cualquier otra ruta podemos conocer Menorca, su tradicional paisaje rural, sus diversos hábitats mediterráneos, y sus especies endémicas, todo ello conviviendo en armonía con la actividad humana. De ahí que en 1993 la Unesco declarara a la isla Reserva de la Biosfera.
Los caballos, un elemento característico de la
tradición menorquina.
Fundación Desti Menorca
El clima y la diversidad geológica de Menorca ha dotado a la isla de una gran diversidad ambiental y paisajística y un patrimonio natural con muchas singularidades: varios endemismos de flora y fauna, y especies amenazadas como la lagartija balear o el milano real; zonas húmedas; ambientes litorales arenosos poco o nada alterados; rocoso y abrupto litoral en el que crecen endemismos como los socarrells; habitats agroforestales y encinares y azebuchales.
Entre los diferentes espacios protegidos con que cuentan las Islas Baleares, no hay que olvidar el espectacular Parque Nacional Marítimo Terrestre de Cabrera. Se puede acceder a él en barcas turísticas desde Mallorca o bien con barco propio. Una vez allí, el visitante tiene la posibilidad de realizar diferentes itinerarios autoguiados por la isla, o bien disfrutar de la navegación o el buceo si se solicita un premiso previo. Desde hace poco, el Parque ofrece también la posibilidad de pernoctar en un refugio de reciente creación.
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