La Arquitectura del Paisaje Cultural Cafetero de Colombia es una de las mas hermosas y únicas del país.
Una arquitectura evidentemente criolla con un fuerte elemento hispánico procedente de la arquitectura colonial española, y expresada en el uso de materiales comunes en la vivienda prehispánica.
Se destaca por sus formas particulares de vivienda y asentamientos humanos. Hasta el siglo XIX, la arquitectura doméstica tradicional colombiana estuvo determinada por la influencia española, concretamente del sur de la península y, a través suyo, por la cultura árabe.
Esta tradición del manejo espacial, así como de los materiales y las técnicas constructivas, definió la arquitectura del Paisaje Cultural Cafetero, la cual fue construida inicialmente durante la colonización Antioqueña. Posteriormente, hacia finales del siglo, la arquitectura regional se afianza y se redefine como resultado del auge económico producido por la economía cafetera.
Como consecuencia, la arquitectura tradicional se complementa con una riqueza de expresiones formales, especialmente los calados y la talla en madera, tanto ornamental como estructural y funcional.
El pueblo
En un segundo momento, una vez fundado el pueblo, se procedía a asignar los lotes en torno a la plaza central, empezando por los fundadores. Esta norma se basó en el entramado de retícula característico de las Leyes de Indias del siglo XVI.
Este trazado, que aprendieron los colonos en sus pueblos de la vieja Antioquia, se vuelve singular en el Paisaje Cultural Cafetero debido a su adaptación a las montañas de gran pendiente y de topografía quebrada y sinuosa.
Las primeras fundaciones siguieron un patrón similar: a partir de un espacio –la plaza– se delimitaban las manzanas aledañas y se fijaban los sitios para las construcciones más importantes como la iglesia y el cabildo.
Luego se procedía a la repartición de solares para los colonos. Así, al igual que en otras partes de la América española, en los pueblos de la colonización Antioqueña la plaza y el temploconstituyeron los elementos principales, emblemas de todo su desarrollo.
De esta manera, sobre esa topografía ondulante, en lo alto de las montañas, se formaron pueblos de tapia, bahareque y teja de barro; de puertas y ventanas de fuertes maderas de la región adornadas con calados, tallas y apliques.
Zaguanes, patios y corredores, decorados con flores, pájaros y aromas silvestres, caracterizan los pueblos de la colonización Antioqueña que hoy integran el Paisaje Cultural Cafetero.
La vivienda
En cuanto a la tipología de las viviendas, éstas se identifican claramente con el tipo básico de patio central, el cual puede ser de uno o de dos pisos. En general son casonas de tapia pisada y bahareque, formando paralelepípedos con el vacío central para el patio.
Las cubiertas son a dos aguas en teja de barro. Se caracterizan por la fuerte pendiente del terreno, lo cual produce un escalonamiento típico, que da origen en las edificaciones a un piso resultante en forma de cuña, que recibe el nombre de bajos.
El patio es el elemento organizador en esta arquitectura y la característica principal que define las distintas tipologías urbanas (en forma de “U”, “L”, “I” y “O”), volcadas sobre sí mismas.
Las viviendas rurales están muy integradas al paisaje circundante y, por ello, permiten su disfrute y relación casi desde cualquier parte del inmueble. Su tipología espacial se resalta en volúmenes en forma de “I” o de “L”, en los cuales se establecen corredores perimetrales en todo el entorno del inmueble.
Allí se desarrolla la vida social de la familia y se contempla el paisaje de las montañas que caracterizan el Paisaje Cultural Cafetero.
En construcciones anexas están los establos, graneros, gallineros, depósitos y, especialmente, las heldas, una suerte de cubierta corrediza que permite poner a secar al sol los granos de café pergamino y protegerlos de la lluvia. Estas últimas son una construcción propia de las zonas cafeteras.
En fincas cafeteras de mayor extensión existen también habitaciones, comedores y baños especiales para los recolectores que llegan en tiempo de cosecha.
Todas estas edificaciones son tradicionalmente construidas en bahareque y tapia pisada, con grandes cantidades de carpintería de madera en puertas, ventanas, barandas, escaleras, pisos, entrepisos, columnas y estructura de cubierta.
Edificaciones Especiales y Monumentos
Dentro de las edificaciones especiales o monumentos sobresalen por su arquitectura los templos parroquiales y las capillas de hospitales, cementerios y algunos colegios de religiosos.
La mayoría de los templos que existen hoy fueron construidos en la última década del siglo XIX y las primeras del siglo XX, siguiendo una tendencia estilística de herencia europea, conocida como el eclecticismo historicista.
Para el caso de la arquitectura religiosa, esta tendencia presenta dos tipos de soluciones:
La estética inspirada en la decoración “clásica”, como son los templos de Aguadas, Pácora, Salamina y Salento.
Y la tendencia “neogótica”, presente en la Catedral y los templos parroquiales de la Inmaculada Concepción y del Sagrado Corazón en Manizales, el templo de San José en Pereira, los templos de Chinchiná, Santa Rosa de Cabal, Sevilla, Calarcá, Guática y Marsella.
Los cementerios son también elementos de diseño arquitectónico de gran importancia; merecen especial mención los de Salamina y Marsella (Bienes de Interés Cultural del ámbito Nacional) y el de Circasia.
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